"A imaxe é o vehículo da emoción, é a súa enerxía, e con ela facilítase o acceso á consciencia, é dicir, que toda emoción é factible de transformarse nunha imaxe. Toda imaxe conforma un acto creativo e é por iso que o inconsciente fundamenta a creatividade"
C.G.Jung

“Desde el punto de vista espiritual, el viaje no es nunca la mera traslación en el espacio, sino la tensión de búsqueda y de cambio que determina el movimiento y la experiencia que se deriva del mismo”.
“En consecuencia
estudiar, investigar, buscar, vivir intensamente lo nuevo y profundo, son modalidades de viajar o, si se quiere, equivalentes espirituales y simbólicos del viaje”.
J.E. Cirlot

lunes, 3 de septiembre de 2012

De mapas, territorios e utopías.

Claude Debussy - Images


A raíña Xenebra, única pintura de William Morris.
He aquí en síntesis nuestra posición de artistas: somos los últimos representantes del artesanado al que la producción mercantil ha asestado un golpe fatal” (William Morris )


La capa de nieve era ahora espesa, se había estabilizado sobre los tejados de París; había algo definitivo en aquel silencio, se dijo Jed.
-William Morris era cercano a los prerrafaelitas -continuó su padre-, al principio de Gabriel Dante Rossetti, y hacia el final de Burne-Jones. La idea fundamental de los prerrafaelitas es que el arte había empezado a degenerar justo después de la Edad Media, que desde el comienzo del Renacimiento se había despojado de toda espiritualidad, de toda autenticidad, para convertirse en una actividad meramente industrial y comercial, y que los supuestos grandes maestros del Renacimiento, ya fueran Botticelli, Rembrandt o Leonardo da Vinci, se comportaban en realidad pura y simplemente como jefes de empresas comerciales: exactamente igual que Jeff Koons o Damien Hirst hoy, los supuestos grandes maestros del Renacimiento dirigían con una mano de hierro talleres de cincuenta, hasta cien ayudantes que producían en cadena cuadros, esculturas, frescos. Por su parte se contentaban con fijar la directriz general, firmar la obra acabada, y sobre todo se dedicaban a las relaciones públicas con los mecenas del momento, príncipes o papas. Para los prerrafaelitas, así como para William Monis, había que abolir la distinción entre el arte y el artesanado, entre la concepción y la ejecución: cualquier hombre, a su escala, podía ser un productor de belleza, ya fuera pintando un cuadro, confeccionando un vestido o fabricando un mueble, y cualquier hombre asimismo tenía derecho a rodearse de bellos objetos en su vida cotidiana. Unía esta convicción a un activismo socialista que le condujo a comprometerse cada vez más con los movimientos de emancipación del proletariado; quería simplemente poner fin al sistema de producción industrial.
»Lo curioso es que Gropius, cuando fundó la Bauhaus, seguía exactamente esta misma línea, quizá un poco menos política, con más inquietudes espirituales, aunque él también haya sido socialista, en realidad. En la proclamación de la Bauhaus de 1919, declara que quiere superar la oposición entre el arte y el artesanado, proclama el derecho a la belleza para todos: el mismo programa que William Morris. Pero poco a poco, a medida que la Bauhaus se aproxima a la industria, se vuelve cada vez más funcionalista y productivista; Kandinsky y Klee han sido marginados en e! interior del cuerpo docente, y para cuando Goering cerró el instituto, de todos modos ya se había pasado al servicio de la producción capitalista.
"Nosotros, por nuestro lado, no estábamos realmente politizados, pero el pensamiento de William Morris nos ayudó a liberamos de la prohibición de toda forma de ornamentación que Le Corbusier había impuesto. Recuerdo que Combas era bastante reservado al principio; los pintores prerrafaelitas no eran verdaderamente su universo; pero tuvo que reconocer que los motivos de papel pintado dibujados por William Monis eran muy hermosos, y cuando comprendió de verdad de qué se trataba se volvió un absoluto entusiasta. Nada le habría producido más placer que dibujar motivos para tejidos de mobiliario, papeles pintados o frisos exteriores, reproducidos en todo un grupo de edificios. La gente de la figuración libre, de todas formas, estaba bastante sola en aquella época, seguía dominando la corriente minimalista y el graf no existía todavía, o al menos no se hablaba de él. Entonces confeccionaba expedientes para todos los proyectos más o menos interesantes que eran objeto de concurso, y esperamos ... 
M. Houellebecq; El mapa y el territorio)










Mi padre ... -repitió finalmente- me ha hablado de William Morris. Yo quería saber si usted le conoce, lo que piensa de él.
-William Morris ... -Su tono era otra vez descomprometido, objetivo-. Es curioso que su padre le haya hablado de él, casi nadie conoce a William Morris.
-Sí, en los medios de arquitectos y artistas que frecuentaba en su juventud.
(...)

-Escuche -dijo al fin-, esto sitúa un poco su punto de vista. Está sacado de una conferencia que pronunció en Edimburgo en 1889:

"He aquí en síntesis nuestra posición de artistas: somos los últimos tepresentantes del artesanado al que la producción mercantil ha asestado un golpe fatal."
"Hacia el final se adhirió al marxismo, pero al principio era distinto, realmente original. Parte del punto de vista del artista cuando produce una obra, e intenta generalizado en el conjunto del mundo de la producción: industrial y agrícola. Hoy nos cuesta imaginar la riqueza de la reflexión política de aquella época. Chesterton rindió homenaje a William Morris en El regreso de don Quijote. Es una novela curiosa, en la que imagina una revolución basada en el rerorno al artesanado y al cristianismo medieval que se extiende poco a poco por las islas británicas, suplantando a los demás movimientos obreros, socialista y marxista, y que conduce al abandono del sistema de producción industrial en favor de comunidades artesanales y agrarias. Algo absolutamente inverosímil, tratado en una atmósfera de hadas, no muy alejado del Padre Brown. Creo que Chesterton puso en este libro muchas de sus convicciones personales. Pero hay que decir que William Morris, a juzgar por todo lo que se sabe de él, fue una persona extraordinaria.Un leño se derrumbó en la chimenea, proyectando un vuelo de carbonillas.
-Debería haber comprado una pantalla -masculló Houellebecq, antes de mojarse los labios con su vaso de licor.

Jed seguía mirándole, inmóvil y atento, se sentía invadido por una tensión nerviosa extraordinaria, incomprensible. Houellebecq le miró con sorpresa y Jed se dio cuenta del hecho embarazoso de que unos temblores convulsivos le agitaban la mano izquierda.

-Perdone -dijo finalmente, distendiéndose en el acto-. Atravieso un período ... especial-. William Morris no tuvo una vida muy alegre, según los criterios habituales -prosiguió Houellebecq-. Sin embargo, todos los testimonios nos lo muestran contento, optimista y activo. A los veintitrés años conoció a Jane Burden, que tenía dieciocho y trabajaba de modelo para pintores. Se casó con ella dos años más tarde, él también pensó en dedicarse a la pintura pero renunció, no se sentía con suficiente talento; respetaba la pintura por encima de todo. Se hizo construir una casa con arreglo a sus propios planos en Upton, a la orilla del Támesis, y la decoró él mismo para vivir allí con su mujer y sus dos hijas pequeñas. Según todos los que la conocieron, su mujer poseía una gran belleza; pero no era fiel. Tuvo, en particular, una aventura con Dante Gabriel Rossetti, el jefe de fila del movimiento prerrafaelita. William Morris le admiraba mucho como pintor. Al final Rossetti se fue a vivir con ellos y le usurpó por las buenas el lecho conyugal. Entonces Morris emprendió viajes a Islandia, aprendió la lengua del país, empezó a traducir sagas. Regresó al cabo de unos años y se decidió a pedir una explicación; Rossetti se avino a marcharse, pero algo se había roto y ya no hubo nunca una auténtica intimidad carnal en la pareja. Él ya se había comprometido con varios movimientos sociales, pero abandonó la Social Democratic Federation, que le parecía excesivamente moderada, para fundar la Socialist League, que defendía posiciones abiertamente marxistas, y hasta su muerte se dedicó en cuerpo y alma a la causa comunista, multiplicó los artículos de prensa, las conferencias, los mítines ...

Houellebecq se calló, sacudió la cabeza con resignación, pasó suavemente la mano por el lomo de Platón, que gruñó de satisfacción.

-También combatió sin descanso -dijo, con lentitud- la gazmoñería victoriana, militó a favor del amor libre ...

»¿Sabe? -añadió todavía-o Siempre he detestado esa idea repugnante, pero, por otra parte, tan creíble, de que la acción militante, generosa, aparentemente desinteresada, sea una compensación a los problemas de carácter privado...

Jed guardó silencio, esperó al menos un minuto. -¿Cree que era un utopista? -preguntó al cabo-o ¿Un completo irrealista?

-En cierto sentido sí, sin lugar a dudas. Quería suprimir la escuela, pensando que los niños aprenderían mejor en un ambiente de total libertad; quería suprimir las cárceles, pensando que los remordimientos serían un castigo suficiente para el criminal. Es difícil leer todas estas absurdidades sin una mezcla de compasión y de desaliento. Y, sin embargo, sin embargo ... -Houellebecq vaciló, buscó palabras-. Sin embargo, paradójicamente, tuvo cierto éxito en el aspecto práctico. Para poner en práctica sus ideas sobre el retorno a la producción artesanal, creó muy pronto una empresa de decoración y mobiliario: los obreros trabajaban en ella mucho menos que en las fábricas de aquel tiempo, que es verdad que eran más o menos presidios, pero sobre todo trabajaban libremente, cada uno era responsable de su tarea de cabo a rabo, el principio esencial de Morris era que la concepción y la ejecución nunca debían separarse, no más de lo que lo estaban en la Edad Media. Según todos los testimonios, las condiciones dc trabajo eran idílicas: talleres luminosos, aireados, a la orilla de un río. Todos los beneficios se repartían entre los trabajadores, salvo una pequeña parte que servía para financiar la propaganda socialista. Pues bien, contra todo pronóstico, el éxito fue inmediato, incluido en el sector lomercial. Después de la carpintería se interesaron por la Joyería, la talabartería, luego las vidrieras, los tejidos, las tapicerías de muebles, siempre con el mismo éxito: la sociedad Morris & Co. generó ganancias constantemente, desde el principio hasta el fin de su existencia. Lo cual no lo ha conseguido ninguna de las cooperativas obreras que se multiplicaron a lo largo del siglo XIX; ya fueran los falansterios de Fourier o la comunidad icariana de Cabet, ninguna consiguió organizar una producción eficaz de bienes y mercancías, exceptuando a la sociedad fundada por William Morris sólo se puede hablar de un sucesión de fracasos. Sin hablar siquiera de las posteriores sociedades comunistas ...

Enmudeció de nuevo. La luz empezaba a menguar en la sala. Houellebecq se levantó, encendió una lámpara de pa malla, echó un leño al fuego antes de volver a sentarse. Jed le seguía mirando con atención, perfectamente silencioso, con las manos posadas en las rodillas.

-No lo sé -dijo Houellebecq-, soy demasiado viejo, ya no tengo ganas ni costumbre de sacar conclusiones, o sólo de cosas muy simples. Existen retratos de él, ¿sabe?, dibujados por Burne-Jones: probando una nueva mezcla de tintes vegetales, o leyendo a sus hijas. Un tipo achaparrado, de pelo espeso y revuelto, con la cara colorada y viva, gafitas y una barba enmarañada, en todos los dibujos da una impresión de hiperactividad permanente, de una buena voluntad y un candor inagotables. Lo que sin duda se puede decir es que el modelo de sociedad propuesto por William Morris no tendría nada de utópico en un mundo en el que todos los hombres sa parecieran a William Morris. 
 (M. Houellebecq; El mapa y el territorio)

5 comentarios:

  1. Curioso que destaques a Willian Morris, paréceme a información máis interesante da novela, que supoño que remataches ou a punto estás.
    Hai outro personaxe do outro lado do Atlántico: Thoreau, que tamén é interesante ter en conta. Sabemos que outro mundo é posible, mágoa que estamos nun punto errático de non retorno e a filosofía do "Sáfese quen poida", así nos vai. Saúdos. JU

    ResponderEliminar
  2. "El triunfo de la vegetación es absoluto".


    Si, estimado Ju. Acabo de rematala.

    Novelaza. Tiñades razón. Fascinoume de principio a fin.O que conta e como o conta.
    Facía tempo que unha novela non me enchía desta maneira.
    É unha narración compacta e ácida, plagada de reflexións moi lúcidas.

    ..."era un período ideológicamente extraño, en el que todo el mundo en Europa occidental parecía convencido de que el capitalismo estaba condenado, e incluso condenado a corto plazo, de que vivía sus ultimísimos años, sin que por ello los partidos de ultraizquierda consiguieran seducir a alguien más que a su clientela habitual de masoquistas huraños. Un velo de cenizas parecía haber envuelto los ánimos."

    Moitas grazas pola recomendación e polo préstamo.

    ResponderEliminar
  3. Corro rauda e veloz polas partículas elementais.
    ¿que tal ti con Lady Zambrano?

    ResponderEliminar
  4. Xa sabíamos que ía ser do teu agrado.
    Nos "Claros do bosque" vou adentrándome ós poucos e ollando detidamente a corteza das frases que están prantadas e xuxando a saiva da filosofía-poética. Saúdos. JU

    ResponderEliminar
  5. Pois non se me perda por esos bosques lírico filosóficos e xuxe, xuxe.
    Saúdos

    ResponderEliminar

Moitas grazas.