


 “     En la vida existe un valor que permanence muchas veces invisible  para los demás, pero que el hombre escucha en lo hondo de su alma: es  la fidelidad o traición a lo que sentimos como un destino o una vocación  a cumplir. El destino, al igual que todo lo humano, no se manifesta en  abstracto sino que se encarna en alguna circunstancia, en un pequeño lugar, en una cara amada, o en un nacimiento  pobrísimo en los confines de un imperio. Ni el amor, ni los encuentros  verdaderos, ni siquiera los profundos desencuentros, son obras de las  casualidades, sino que nos están misteriosamente reservados.¡Cuántas  veces en la vida me ha sorprendido cómo, entre las multitudes de  personas que existen en el mundo, nos cruzamos  con aquellas que, de  alguna manera, poseían las tablas de nuestro destino, como si hubiéramos  pertenecido a una misma organización secreta, o a los capitulos de un  mismo libro! Nunca supe si se los reconoce porque ya se los buscaba, o se  los busca porque ya bordeaban los aledaños de nuestro destino.
“     En la vida existe un valor que permanence muchas veces invisible  para los demás, pero que el hombre escucha en lo hondo de su alma: es  la fidelidad o traición a lo que sentimos como un destino o una vocación  a cumplir. El destino, al igual que todo lo humano, no se manifesta en  abstracto sino que se encarna en alguna circunstancia, en un pequeño lugar, en una cara amada, o en un nacimiento  pobrísimo en los confines de un imperio. Ni el amor, ni los encuentros  verdaderos, ni siquiera los profundos desencuentros, son obras de las  casualidades, sino que nos están misteriosamente reservados.¡Cuántas  veces en la vida me ha sorprendido cómo, entre las multitudes de  personas que existen en el mundo, nos cruzamos  con aquellas que, de  alguna manera, poseían las tablas de nuestro destino, como si hubiéramos  pertenecido a una misma organización secreta, o a los capitulos de un  mismo libro! Nunca supe si se los reconoce porque ya se los buscaba, o se  los busca porque ya bordeaban los aledaños de nuestro destino.El destino se muestra en signos e indicios que parecen insignificantes pero que luego reconocemos como decisivos. Así, en la vida uno muchas veces cree andar perdido, cuando en realidad siempre caminamos con un rumbo fijo, en ocasiones determinado por nuestra voluntad más visible,pero en otras, quizá más decisivas para nuestra existencia, por una voluntad desconocida para nosotros mismos, pero no obstante poderosa e inmanejable, que nos va haciendo marchar hacia los lugares en que debemos encontrarnos con seres o cosas que, de una manera o de otra, son, o han sido, o van a ser primordiales para nuestro destino, favoreciendo o estorbando nuestros deseos aparentes, ayudando o obstaculizando nuestras ansiedades, y, a veces, lo que resulta todavía mas asombroso, demostrando a la larga estar más despiertos que nuestra voluntad consciente.
En el momento, nuestras vidas nos parecen escenas sueltas, una al lado de la otra, como tenues, inciertas y livianísimas hojas arrastradas por el furioso y sin sentido viento del tiempo.”
Sábato; La resistencia
Gustav Mahler -
 


























