Cómo se pinta un dragón
nunca te quieras satisfacer
en lo que entendieres ( ),
si no en lo que no entendieres.
Cántico espiritual. I, 12
en lo que entendieres ( ),
si no en lo que no entendieres.
Cántico espiritual. I, 12
Multiplicador de sentidos, el poema es superior a
todos sus sentidos posibles. Y aunque todos ellos nos hubieran sido
dados, el poema habría de retener aún de su naturaleza lo que en rigor
lo constituye, la fascinación del enigma.
La palabra poética ha de ser ante todo percibido no en la mediación del sentido, sino en la inmediatez de su repentina aparición. Poema querría decir así lugar de la fulgurante aparición de la palabra.
La palabra que de ese modo aparece está grávida de significación, contiene el sentido como posibilidad e infinitud, semilla del sentido, al igual que los lagoi spermatikoi, pensados por los estoicos, contienen las semillas —spérmata— del mundo.
Gime el logos por la encarnación. El logos es la antropofilia de lo increado.
Donde la sobriedad te desasiste está el límite de tu
inspiración. (Hölderlin, carta de la primera estancia en Homburg,
1798-1800).
No se trata de que la obra sea breve o larga. No
importa escribir poco o mucho. Importa tener la gracia o el don de la
«abundancia justa», como quiere Lezama Lima en la «Plegaria tomista» de
Tratados en la Habana.
En el Tao, la gestación es ya el nacimiento del ser
humano. En la tradición china, la edad de un niño se contaba no a partir
de su nacimiento, sino de su concepción.
También el poema nace al comenzar una larga
gestación previa a lo que cabría llamar la escritura exterior. (Vive con
tus poemas antes de escribirlos, dice en su bella lengua Carlos Drumond
de Andrade.) En realidad, el poema no se escribe, se alumbra. Por eso
suele aparecer como el Vicio Niño, Lao-tseu, que abandonó la matriz de
la madre Lí (cuvo nombre teológico es Doncella de jade del Relámpago
Oscuro) a los ochenta y un años.
La corrección nunca es corrección de lo esencial. En
el proceso de escritura la palabra tanteante se va encontrando o se va
engendrando a sí misma. La corrección consiste sólo en reajustes que la
palabra esencial impone. El proceso prolongado al que el poema está
sujeto para llegar a ser es el proceso sumergido o radicalmente interior
de su gestación. El poema gestado es el poema natural. El poema
sobrecorregido es un producto artificial, como una gestación fuera del
útero.
En la cerámica china, el contorno aísla lo
representado (fénix, murciélago, pez, dragón, rama de almendro)
reduciéndolo a su soledad esencial. Loto, almendro, figura humana en
meditación, sobre lo blanco, sobre el vacío esencial.
Escribir es una aventura totalmente personal. No
merece juicio. Ni lo pide. Puede engendrar, engendra a veces en otro una
volición, una afección, un adentramiento. Otra aventura personal. Eso es
todo.
Sólo se llega a ser escritor cuando se empieza a
tener una relación carnal con las palabras.
El canto del pájaro es líquido. También la palabra
poética sólo se reconoce en su fluir.
La poesía no sólo no es comunicación; es, antes que
nada o mucho antes de que pueda llegar a ser comunicada, incomunicación,
cosa para andar en lo oculto, para echar púas de erizo y quedarse en un
agujero sin que nadie nos vea, para encontrar un vacío secreto, para
adentrarnos en una habitación abandonada cuya puerta se pueda cerrar
desde dentro sin que nadie en el exterior sospeche que una puerta se
disimula en el muro, v para estarse allí en el claustro materno, seguros
y escondidos, sin que nadie aparezca, sin que nadie nos saque a la luz
pública, desnudos e indefensos, nos saque y nos suplicie y nos repita la
sorda letanía cotidiana, la letanía aciaga de la muerte.
Cuando, en el camino hacia la escritura, percibimos
un ritmo, una entonación, una nota, algo que es, sin duda, de naturaleza
radicalmente musical, algo que rernite al número y a la armonía, la
escritura ha empezado a formarse. Escribir exige, ante todo, del oído
una gran acuidad.
El espíritu es la metáfora de la infinitud de la
materia.
Se escribe por pasividad, por escucha, por atención
extrema de todos los sentidos a lo que las palabras acaso van a decir.
Crear, en suma, lo que es ya ruina, duración, la
piedra fracturada; entrar no ya en el hoy, sino directamente en la
memoria.