Porque hai momentos na vida en que unha pode metamorfosearse en mosca, igual que Gregorio Samsa naquel monstruoso insecto.
Unha desas moscas de finais de verano , plastas, molestas, inoportunas e pegañentas ata dicir basta. E unha sinte en carne propia a realidade da mosca, sempre ameazada por unha man furibunda disposta a aplastala para convertila nun triste e oscuro cadáver sobre as baldosas blancas da cociña.
¡Ai , as moscas!. Menos mal que non é facil atraparnos. Segundo as últimas investigacións :
"antes de que la mosca salte y escape, su cerebro calcula la localización de la inminente amenaza, un plan de escape y sitúa sus patas en la posición óptima para apartarse en la dirección opuesta. Todo el proceso tiene lugar en alrededor de 100 milisegundos después de que la mosca detecte la amenaza."
Según señala Michael Dickinson, "esto ilustra lo rápido que puede ser el cerebro de la mosca en procesar la información sensorial en una respuesta motora apropiada".
Esta non tivo tanta sorte :
"MOSQUITA MUERTA"
E para seguir mosqueando, Serrat cantando "Las moscas" de Antonio Machado:
As moscas tamén soñamos. A nosa realidade as veces nos abruma, e soñamos e fantaseamos... sempre a cabalo entre dous mundos.
La mosca que soñaba que era un águila
[Minicuento. Texto completo]
Augusto Monterroso
Había una vez una Mosca que todas las noches soñaba que era un Águila y que se encontraba volando por los Alpes y por los Andes.
En los primeros momentos esto la volvía loca de felicidad; pero pasado un tiempo le causaba una sensación de angustia, pues hallaba las alas demasiado grandes, el cuerpo demasiado pesado, el pico demasiado duro y las garras demasiado fuertes; bueno, que todo ese gran aparato le impedía posarse a gusto sobre los ricos pasteles o sobre las inmundicias humanas, así como sufrir a conciencia dándose topes contra los vidrios de su cuarto.
En realidad no quería andar en las grandes alturas o en los espacios libres, ni mucho menos.
Pero cuando volvía en sí lamentaba con toda el alma no ser un Águila para remontar montañas, y se sentía tristísima de ser una Mosca, y por eso volaba tanto, y estaba tan inquieta, y daba tantas vueltas, hasta que lentamente, por la noche, volvía a poner las sienes en la almohada.
FIN
Menos mal que aínda contamos algo para as almas sensibles dos artistas :
E dos filósofos :
Rimsky-Korskasov -